miércoles, 25 de noviembre de 2009

LA VERDAD METAFORA

Considera que tu idea tiene que ser limitada, y que es consecuencia de tu modo de ser. Considera que por lo tanto es tan definible como lo eres tú. Considera que la defiendes y la afirmas como la verdad, no siendo sino tu verdad. Si hubieses sido otra vida, si hubieses tomado otro sendero, otra sería también tu idea, tu visión del mundo...
Fernando González

La “verdad”, que muchas veces se asocia con la “realidad” es completamente relativa, pues, como ya lo veremos está determinada por el lenguaje. Las definiciones que se han formado alrededor de la verdad son tan numerosas y diversas como los ejemplos con la que se le “ilustra”. Tomaré, la teoría que desarrolla Nietzsche , en la que además de sustentarla muy bien, no permite una definición inmóvil, ya que sería desvirtuarse a sí mismo.

La verdad en su sentido estricto, es usada en el común como una palabra más, la de referenciar y clasificar las cosas. Se le ha convertido en adjetivo. Pero, se ha dicho que se puede tratar efectivamente, del acuerdo sobre un tema o concepto determinado en un contexto.

De ahí, precisamente el imposible de la verdad o la mentira en un sentido único y veraz, pues, si bien la argumentación en cuanto a cada teoría es clara, está explicado inexorablemente desde el lenguaje, que a la vez trata de explicar lo que se dice verdad. Es tan impreciso decir que la “gravedad” es una verdad, ya que, debido a su definición especifica, no es posible asociarse a pueblos que no manejen el término. Ahora bien, si tomamos el ejemplo de árbol, puede que sea una “verdad” general, luego su concepto se maneja en todas las sociedades; aún así sería imposible, ya que los conceptos manejados en cada sociedad son tan generales que se olvidan de las diferencias del “árbol” en sí. Ciertamente no todos los arboles son iguales, por tanto, el concepto en consecuencia no podría ser igual, ya que sus diferencias no lo permitirían. La imposibilidad del lenguaje para reproducir en total nuestros pensamientos, es el reflejo del no poder tener una verdad concertada realmente por toda la comunidad. Lo que puede determinar que sea un árbol para unos, puede que para otros no tenga que ver. Por ejemplo, para una persona puede que el tamaño y las raíces sean los determinantes del árbol. En cambio, puede que para otra, las hojas y el tronco sean los que lo determinan.

La verdad es una metáfora, que como tal, puede ser interpretada de cualquier forma, pero, a la vez es el resultado de un proceso de asimilación, de costumbres o tradiciones que cierta comunidad practica. Dar adjetivos a las cosas es olvidar la percepción del otro.

¿Acaso se ha preguntado usted, si el concepto y percepción de negro, puede ser el mismo que yo manejo de blanco? La percepción define la verdad.
La verdad, entonces, no puede referirse hacia el calificativo que se da de una cosa. ¿Verdad: que el cielo es azul? Si no tenemos una definición clara de lo que es “el cielo”, mucho menos de lo que es ser “azul”. Mientras ésta esté determinada por el lenguaje, seguirá siendo la asimilación de la costumbre, la interiorización de lo común, sea o no conveniente con el medio en el que se desenvuelve.


¿Qué es entonces la verdad? Una hueste en movimiento de metáforas, metonimias, antropomorfismos, en resumidas cuentas, una suma de relaciones humanas que han sido realzadas, extrapoladas y adornadas poética y retóricamente y que, después de un prolongado uso, un pueblo considera firmes, canónicas y vinculantes; las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son; metáforas que se han vuelto gastadas y sin fuerza sensible, monedas que han perdido su troquelado y no son ahora ya consideradas como monedas, sino como metal.
Friedrich Nietzsche*


En este punto aparece la definición de verdad de William James, que es la de la adecuación por utilidad, la de asimilación de la idea y no del objeto como verdad. La verdad como metáfora de la vida. La verdad toma la forma que quiere, según lógicamente la visión del que la “ve”. A conveniencia de cada uno las cosas y los pensamientos son verdaderos, que en si es la verdad. Para cada cual la que le convenga, la que necesite para vivir. Realmente los sentidos nos engañan.
La verdad como metáfora, como pensamiento concordante, como vida…

*. NIETZSCHE, Friedrich. “Sobre Verdad y Mentira en Sentido Extramoral” Tecnos, Madrid.

David Martínez Núñez

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